Este artículo, publicado en eldiario.es, está firmado por:
Asociación Vecinal de Aluche, AV de Lucero, AV Puerto Chico, AV La Fraternidad, AV Puerta del Ángel, AV Campamento, AV Carabanchel Alto, AV La Nueva Elipa, AV Vicálvaro, Red de Apoyo Solidario Las Águilas, Despensa Solidaria de Carabanchel, Asociación Alma Latina y Centro Cultural Castilla-León.
A fecha de 26 de mayo las Juntas Municipales de Distrito del Ayuntamiento de Madrid han hecho contratos para cubrir las necesidades de alimentos de las familias necesitadas por un importe total que supone menos de un euro por habitante. Si el cálculo lo hacemos con las personas que estaban bajo el umbral de la pobreza antes de la COVID-19, la cantidad asciende a 2,67 euros per cápita.
Setenta y dos días ha necesitado todo el equipo del señor Almeida para destinar un euro por habitante para atender una necesidad básica. Pero es que, además, presumen como si con esa lenta y exigua actuación hubiesen solucionado la crisis económica que acompaña a la crisis sanitaria.
De repente, de un día para otro, nos damos cuenta de que había aparecido Hambre. Pero el Hambre siempre había estado allí, aunque nos negásemos a verle la cara. Sin embargo, en una ciudad desierta, bajo estado de alarma se hacían demasiado visibles las hileras de personas esperando a recibir algo con lo que alimentarse.
Sabíamos o deberíamos haber sido conscientes de que la tasa de pobreza en España duplica la media europea y es la segunda más alta de Europa, lo que significa que una de cada cinco personas vive por debajo del umbral de la pobreza, es decir, no alcanza los 355 euros mensuales, y para población infantil supone que uno de cada tres está en riesgo de pobreza. Por tanto, para los algo más de 47 millones de habitantes de todo el Estado había 12.246.102 personas en situación de pobreza y vulnerabilidad a comienzos de 2019. El punto de partida era más que complicado al inicio de la problemática generada a raíz de la COVID-19.
El Ayuntamiento de Madrid destina 2,67 euros para ayudas a la alimentación por cada persona bajo el umbral de la pobreza.
Nos habíamos acostumbrado a mirar a la otra orilla. Esa que nos hemos fabricado a base de likes en Instagram, en la que nos ponemos decorados, manipulamos nuestra apariencia con filtros y mostramos lo que nos gustaría ser. Nuestra distopía se había materializado en la pantalla de un móvil con imágenes de una clase media irreal. Habíamos comprado bonos a futuro de clase media siendo clase trabajadora. En esa ficción, en nuestra verdadera orilla, los mismos que nos financian el móvil para atraparnos en esa distopía nos habían quitado el personal médico de nuestros hospitales, habían empobrecido nuestros colegios, habían vendido nuestro suelo, habían menguado las ayudas sociales que no llegaban ni al 10% de esos más de 12 millones de personas, esas “otras” que no eran nosotros ni nosotras.
En los siguientes cuadros vemos la evolución de la pobreza en España, su reflejo en las comunidades autónomas y la tasa de cobertura de RMI (Renta Mínima de Inserción) en relación a las personas que lo necesitan, a 1 de enero de 2019.
Aterrizando toda esta situación en Madrid ya deberíamos haber sido conscientes de que dejábamos fuera de ayudas públicas al 89% de las personas en situación de pobreza. Nos preguntamos qué medidas se adoptaron de mayo de 2019 a febrero de 2020 por parte de las Corporaciones autonómica y municipal para paliar la situación de todas esas personas que ascienden a 1.265.780. Pues la respuesta es sencilla: soluciones continuistas que no se tradujeron en un aumento de recursos sanitarios, ni educativos, ni en materia de servicios sociales ni en ayudas directas. Y claro ante este panorama una gota más… Una gota más colma el vaso pues todas las familias que vivían al día pasaron a tener una situación insostenible.
Los datos sobre vulnerabilidad de la ciudad de Madrid los conocíamos gracias al estudio que realizó el ayuntamiento en su día en colaboración con la Universidad Carlos III de Madrid. El ranking de vulnerabilidad en Madrid, por no llamarlo de la vergüenza, era el siguiente:
Esta información daba bastantes pistas de lo que debía haber sido una respuesta institucional coordinada y equitativa para el reparto de los bienes más básicos para las personas más necesitadas. Pero no ha habido una acción conjunta modulada desde el Área de Gobierno de Familias, Igualdad y Bienestar Social. Desde el Área central NO SE HA HECHO NI UN CONTRATO DE EMERGENCIA PARA ALIMENTOS o productos básicos. Los contratos hechos públicos por las Juntas Municipales para alimentación y productos básicos suman 3.185.018 euros mientras la población supera los 3,26 millones de habitantes. Es evidente que no se llega a un euro por habitante, pero es que si tomamos en cuenta solo la cifra de las personas que se encuentran por debajo del umbral de la pobreza, las cantidades destinadas a este fin no dejan de ser ínfimas, tal y como se puede comprobar en el siguiente cuadro. Entre los distritos que han realizado contratos, van desde los 0,49 céntimos a los 28,54 euros, que en el mejor de los casos da para un reparto y no muy generoso.
Con las cifras en la mano, publicadas en el Portal de la Contratación, llaman poderosamente la atención varias cosas.
- Hay 7 distritos que no han contratado nada.
- Entre ellos hay algunos en los que ya antes de la crisis de la COVID-19 había un alto índice de pobreza entre sus habitantes y son de los que cuentan con más población. Es el caso, por ejemplo, de Carabanchel, que en el estudio que realizó el ayuntamiento en 2018 en colaboración con la Universidad Carlos III de Madrid, aparecía en cuarto lugar entre los de mayor índice de vulnerabilidad, y no ha contratado ni un euro.
- Destaca el caso de Latina que es el único que supera los 3 euros por habitante destinado a este fin. Todo indica que las “colas del hambre” y su repercusión pública han tenido un efecto en esa Junta Municipal.
- Hay un grupo de seis distritos que han destinado a este fin cantidades entre 2 y 2,7 euros por habitante que son aquellos en que están situados en la parte inferior de la diagonal de la desigualdad que atraviesa nuestra ciudad.
- Hay dos distritos en los que no se dispone de datos. En el caso de Fuencarral y San Blas, debido a la forma de contratación, no es posible conocer la cuantía final del gasto ya que se ha realizado a través de contratos basados en otros contratos marco, y aún no se han publicado ninguno. En el caso de San Blas el valor estimado es de 150.000 euros y en el caso de Fuencarral, únicamente se especifican los costes unitarios que son de 4,50 euros más IVA para el precio de la comida y de 2,50 euros más IVA para el precio de la cena. A fecha de hoy no se han publicado contratos basados o información que pueda determinar el alcance económico de lo destinado en ambos distritos.
- Incluso sumando lo destinado por San Blas el triste cálculo de un euro por habitante para ayuda de alimentos y productos básicos a familias necesitadas no varía en absoluto.
- En los contratos realizados por las Juntas Municipales no hay un criterio común. Unos contratan comidas para mayores en la medida que se han cerrados sus Centros sociales. Otros contratan comida única diaria; otros cestas de la compra; otros lotes de alimentos y productos básicos entregados a domicilio…
- El señor Almeida y los concejales de Distrito han tenido la oportunidad de demostrar qué intereses defienden, y lo han hecho sin duda. En vez de aprovechar la situación para respaldar en la práctica el pequeño comercio de cada distrito y barrio para distribuir las ayudas contratadas, lo han hecho con grandes empresas y grandes centros comerciales. Así vemos como los contratos se han firmado con Carrefour, El Corte Inglés, Makro, Alcampo… Su prioridad es ayudar a los grandes propietarios.
Es evidente que muchas de las familias que estaban malviviendo en el filo del umbral de la pobreza, han padecido los efectos de la actual crisis, en el mejor de los casos viendo reducirse sus ingresos, en el peor, viendo como han desaparecido.
Eso es lo que explica las colas del hambre. Y eso es lo que, tanto el Ayuntamiento encabezado por el señor Almeida, como las Juntas Municipales por los concejales del PP y Ciudadanos, se niegan a querer ver.
El contraste entre el grado de necesidad social y los medios desplegados por el Ayuntamiento es lo que permite hablar de ausencia clamorosa de la institución municipal y es lo que está detrás de las actuaciones de asociaciones vecinales, colectivos solidarios y comunitarios, ONG, algunas parroquias… En muchos casos la institución no sólo no ha facilitado el trabajo de las Despensas Solidarias, sino que se ha dedicado a poner trabas al tiempo que derivaban a decenas y decenas de familias que los Servicios Sociales eran incapaces de atender.
Es inaudito que una sola asociación vecinal, sin medios ni recursos propios, haya dado en dos meses más ayuda que la que la mayoría de las Juntas Municipales en sus distritos. Es el caso conocido de la Asociación Vecinal de Aluche que ha entregado más de 4.000 lotes de alimentos y productos básicos a familias que lo necesitaban hasta la misma fecha que se ha tomado como referencia para los contratos municipales.
Multiplicando por 50 euros cada lote, como media, son más de 200.000 euros que un grupo de más de 200 voluntarios han sabido recoger y repartir. Ha sido posible gracias a la solidaridad vecinal que sí ha comprendido la situación de emergencia social que acompañaba a la crisis.
Y, además, este ejemplo hay que multiplicarlo. Son más de 60 Despensas Solidarias de distinto tipo las que se han constituido por toda la ciudad de Madrid, en las que colaboran muchas decenas más de colectivos vecinales y sociales, y cientos y cientos de personas que se han ofrecido a echar una mano.
Esta Red de Ayuda está jugando un papel imprescindible en la sociedad madrileña en este momento, pero no porque sea su función, sino porque el Ayuntamiento, el señor Almeida, no cumple con la suya. Ser incapaz de destinar más que un euro por habitante a la ayuda de emergencia en 70 días es la demostración más definitiva de que va muy por detrás de los acontecimientos y mucho más lejos de las necesidades de la mayoría de los vecinos y vecinas de Madrid. Las excusas no valen: “falta de recursos”, “trámites administrativos”, etc. La contratación en situación de emergencia permitía hacer contratos de un día para otro e incluso sin contar con los fondos suficientes adjudicados. Así se ha hecho para lo que ha convenido.
No sabemos cuanto tiempo van a tener que mantenerse las Despensas Solidarias porque no sabemos cuando va a reaccionar, si es que lo hace, este consistorio de las derechas. Lo que sí sabemos es que las organizaciones sociales seguiremos ahí mientras haya necesidades.