Las tarjetas de familia del Ayuntamiento de Madrid, para ayudar a las más vulnerables, se anunciaron en agosto; en noviembre, todavía no se ha repartido ni una
Las declaraciones recogidas por la prensa de la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, (El País 12.11.20) son un insulto a las Asociaciones Vecinales, a todas las entidades que están colaborando en las Despensas Solidarias y a la propia inteligencia.
Según ella, “la mayoría de las familias que están siendo ayudadas con alimentos por las asociaciones de vecinos de la capital están siendo atendidas al mismo tiempo por los canales municipales”.
¿Cuáles son esos “canales”? ¿Esos Servicios Sociales infradotados que se ven obligados a derivar a las familias necesitadas a las Despensas de Alimentos porque ellos no son capaces de darles solución? ¿Esos Servicios Sociales que han eliminado la posibilidad de coger cita online y solo atienden por teléfono con lo que es evidente que se ha cercenado ese “canal”?
¿O quizás se refiera a esas tarjetas de familia a las que dijeron que se habían destinado 27 millones de euros y se anunció a bombo y platillo en agosto y a 13 de noviembre aún no se ha repartido ni una? La tarjeta se suponía que era para comprar alimentos, aunque dejaba paradójicamente fuera a las familias que reciben la renta mínima o el Ingreso Mínimo Vital. Curioso.
“Tienen que dejar de hacer política con el sufrimiento”, se atreve a decir la señora vicealcaldesa al calor de una Junta de Gobierno celebrada precisamente en el Distrito de Latina donde las colas del hambre han ido a más en la segunda oleada de la pandemia.
Por otra parte, la señora Villacís afirma sin avergonzarse en absoluto que el Ayuntamiento ha gastado “durante la pandemia 30 millones de euros para repartir comida a 222.000 madrileños y que ninguna familia se quede sin atender”.
Pues bien, los propios datos del Ayuntamiento refutan tajantemente esas afirmaciones. ¿De dónde saca la señora Villacís esas cifras?
Si vamos a la página del Presupuestos Abiertos del Ayuntamiento de Madrid, en el capítulo de “Actuaciones extraordinarias COVID 19”, se puede comprobar que se presupuestaron 44,6 millones de euros. También se puede ver que, hasta septiembre, que son los datos que se nos ofrecen, tan solo se han gastado 23,8 millones de euros, un 53%, la mitad de lo presupuestado.
Pero es que, de esos 23 millones de euros, 11,8 han sido destinados a la Funeraria, no a alimentos ni ayudas a las familias. Luego de los 23 millones gastados para ayudas a las familias tan solo puede quedar un máximo de 12 millones.
Si seguimos consultando el cuadro de Actuaciones Extraordinarias resulta que nos encontramos un apartado que se titula “Transferencias corrientes a las familias e instituciones sin ánimo de lucro”, dotado con 920.000 euros. Estas serían las ayudas directas. ¿Cuánto se ha ejecutado en este apartado hasta septiembre? Sorpresa: ¡¡Nada!! ¡¡Cero!!
Solo queda el apartado de “Trabajos realizados por otras empresas y profesionales” en el que se supone se incluyen, por ejemplo, los contratos realizados por el Área de Familias, Igualdad y Bienestar Social, y los realizados por las Juntas Municipales de Distrito con empresas (El Corte Inglés, Makro, Carrefour…) para suministrar alimentos y productos básicos. Este apartado tenía 30 millones presupuestados, y quizás se quisiera referir a él la señora Villacís, pero esta señora no ha mirado, o no ha querido mirar, la cuadrícula de lo ejecutado. Hasta septiembre, una tercera parte, 11,5 millones. Lo que no permite la contabilidad pública del Ayuntamiento es dilucidar qué parte de esos millones se han ejecutado en ayudas alimentarias y qué en suministro de materiales necesarios ante la epidemia para la propia institución municipal y su personal. Esta parte, es claramente la mayoritaria pero la falta de transparencia del Ayuntamiento no permite comprobar ni el contenido exacto de los contratos ni su grado de ejecución.
Pero, aceptando que el Ayuntamiento ha ayudado de alguna forma a 220.000 personas y la cifra hipotética máxima posible de 11,5 millones de euros, estaríamos hablando de una cantidad de 52 euros por persona. Es decir, supuestamente el ayuntamiento habría dedicado 52 euros por persona necesitada en toda la pandemia.
¡¿Quién puede vivir con 52 euros para alimentación durante ocho meses?! ¿Es eso “no dejar nadie sin atender”?
Pero es que incluso aceptando la falsa cifra de 30 millones destinados a alimentación durante ocho meses para 220.000 personas sale a 136 euros cada una. Si así fuese, que no lo es, ¿aún se extraña la señora Villacís de que las familias tengan que recurrir a otra fuente de suministro que no sea el ayuntamiento?
Por su falta de empatía con las necesidades sociales, por su utilización zafia de las cifras, por la falta de transparencia de su equipo de Gobierno y por su desprecio a la labor de las Asociaciones Vecinales, colectivos sociales y movimientos civiles, solo podemos hacer una cosa señora Villacís; ¡Pedir su dimisión!