Crónica del Pleno del Distrito de enero de 2021
Asociación Vecinal de Vicálvaro
Los Plenos de Vicálvaro siguen celebrándose sin la presencia de vecinas y vecinos. La excusa continúa siendo la crisis sanitaria que vivimos, pero no pasa de ser un argumento falaz porque, en ese mismo salón de actos, el del Centro Cultural El Madroño, se han estado celebrando actividades culturales, organizadas por la Junta de Distrito, durante la pasada Navidad. Este cambio de criterio solo se explica por el poco interés del concejal Martín Casariego y de los partidos que gobiernan el Ayuntamiento de Madrid en la participación vecinal.
Sin embargo, para el Pleno de enero, celebrado el lunes 18, sí funcionó la retransmisión, así que pudimos ver en directo que los responsables municipales de Vicálvaro están satisfechos con la gestión que han realizado del caos que provocó la gran nevada del 8 de enero y la posterior ola de frío. En respuesta a las mociones de urgencia que habían presentado PSOE, Más Madrid y Vox, el concejal fue capaz de asegurar una cosa y la contraria: por un lado, que la “catastrófica” nevada había desbordado a todas las Administraciones; por otro, que el Ayuntamiento de Madrid no “estaba desprevenido”. Calificó de “diligente” la respuesta que se había dado y añadió que “se ha trabajado como nunca” y con todos los medios a su alcance. Eso sí, agradeció a los servicios municipales y a la ciudadanía el trabajo realizado esos días.
Faltan recursos públicos
Sorprende la excelente valoración que tiene Martín Casariego de la gestión de estos días tan críticos porque contrasta con la negativa opinión de muchos vecinos y vecinas que han visto y vivido el caos en el que ha estado sumido Vicálvaro (y prácticamente toda la ciudad de Madrid) durante casi quince días, hasta que unas lluvias acabaron con la nieve. Es cierto, tal y como explicó el concejal, que los recursos municipales se emplearon al límite, pero no fueron suficientes para normalizar en un tiempo razonable la vida de nuestro Distrito. El problema es que, tras años de recortes y de dejar lo público reducido a la mínima expresión, los medios de los que se disponen apenas sirven para atender el día a día de la ciudad y mucho menos para hacer frente a situaciones límites como la nevada que hemos vivido. Esta limitación de recursos quedó en evidencia cuando comenzó la pandemia y la nieve de enero de este año lo ha demostrado una vez más.
Fueron las vecinas y vecinos de Vicálvaro (y de muchos otros barrios) quienes se organizaron para limpiar las calles al día siguiente de la nevada, para ayudar a quienes no podían salir a la calle por el peligro de sufrir una caída, para sacar los coches que se habían quedado atrapados en medio de la calzada, etc. En Vicálvaro, tardamos varios días en ver la primera máquina quitanieves, la sal se convirtió en el bien más preciado, las basuras empezaron a acumularse de forma peligrosa en los contenedores (personas insolidarias siguieron sacando sus bolsas, aunque el servicio de recogida estuvo suspendido casi una semana) y, a pesar de que los servicios sociales trabajaron al límite, de nuevo fue necesaria la ayuda vecinal para echar una mano a las personas más vulnerables. Esta es la realidad que debería haber reconocido el concejal, su partido y sus socios, en lugar de mostrar una infantil satisfacción por lo bien que lo han hecho.
Probablemente, otros barrios y distritos de la capital recuperaron la normalidad mucho antes que Vicálvaro (sin ir más lejos, nuestros vecinos de San Blas-Canillejas, del que también es concejal Martín Casariego), pero aquí volvió a perjudicarnos formar parte de la periferia, del más allá de la M-30 y de la M-40.
Gerontofobia de Madrid
Todos los plenos de Vicálvaro se caracterizan por una obligada mención a la anterior corporación municipal (y al anterior concejal) y por vivir momentos, llamémosles, surrealistas. Este de enero no iba a ser menos. Más Madrid había propuesto que se delimitaran zonas verdes cercanas a centros de mayores y de personas con discapacidad para que pudieran pasear con tranquilidad. El vocal del PP abrió su intervención hablando del “gobierno socialcomunista” y del precio de la luz y acabó acusando a la izquierda de “gerontofobia”. Ridículo y esperpéntico, sí, sobre todo porque, según los datos de la Cadena SER, han muerto por Covid-19 más de 28.000 personas mayores en las residencias de la Comunidad de Madrid (gobernada por el PP y Ciudadanos) desde que comenzó la pandemia; sobre todo en los meses de marzo y abril de 2020, tras la orden que dio la Consejería de Sanidad de no trasladarlas a un hospital. ¿Cómo se atreven a hablar de gerontofobia?
Los cinco grupos municipales votaron a favor de mejorar los accesos al Cerro Almodóvar y habilitar dos carriles en la salida 14 de la M-40. Eso sí, la derecha también rechazó una proposición de Más Madrid para mejorar los accesos peatonales de la mediana de la calle Villablanca (una demanda vecinal). Dijeron que cualquier actuación afectaría al tráfico rodado (¡siempre tan preocupados por los coches y tan poco por quienes caminan!). Por su parte, el PSOE reclamó la construcción de un colegio público y un polideportivo (de gestión pública) en El Cañaveral. En el debate de estos dos puntos, quedó claro que PP y Ciudadanos siguen defendiendo lo que llaman “colaboración público-privada” para todo y que significa que el Ayuntamiento se convierte en un mero tramitador de contratos para dejar la gestión (de lo que sea) en manos de empresas.