Del Huerto…. a la Despensa Solidaria de Vicálvaro

El 14 de marzo será una fecha difícil de olvidar. Sonó como un portazo en nuestras vidas. La aparición de un extraño virus desencadenó la Covid-19 e hizo necesario que nos mantuviéramos encerrados en casa, aislados unos de otros para parar sus letales efectos.

 

Rosa González

 

Así, el Huerto Urbano de nuestro barrio, como todos los de Madrid, cerró sus puertas. Se instaló el silencio. La vida tal como la vivíamos paró. La vida vegetal, sin embargo, siguió su curso con más entusiasmo. La naturaleza recuperó su sitio, la lluvia de abril ayudó dando más brío a los cultivos y limpiando la atmósfera de gases nocivos. El huerto continuó produciendo frutos con mayor abundancia y generosidad.

El obligado parón económico supuso, ha supuesto, que muchas familias hayan dejado de percibir sus ingresos. Para algunas, el salvavidas de los ERTE (Expedientes de Regulación Temporal de Empleo) no llegaba con la rapidez necesaria y, para otras (inmigrantes sin papeles pero también españoles cuyos pequeños ingresos procedían de trabajos sin contrato), para otras, decía, simplemente no había nada.

Madrid y sus barrios reaccionaron ante esta dramática situación creando Redes para cuidar y alimentar a las personas más necesitadas. Así, a principios de abril, arrancó el proyecto en Vicálvaro de la “Despensa Solidaria”.

El Huerto Urbano de Vicálvaro estaba cerrado. El Departamento responsable de los Huertos Urbanos del Ayuntamiento nos comunicó encarecidamente (de acuerdo a la normativa publicada en BOE por la que se declaraba el Estado de Alarma), no acudir a este salvo expresa necesidad, y en caso de hacerlo sólo podría ir una persona.

Por iniciativa de uno de nuestros más comprometidos compañeros hortelanos, Julio, y dado que había varios cultivos en el huerto a punto de ser recolectados, se contactó con los Servicios Sociales para colaborar estrechamente con la Despensa. De este modo, las cosechas que se recolectasen en este período podrían ser repartidas entre las familias del barrio más afectadas por los efectos de la pandemia.

A este gesto generoso y valiente se sumaron dos compañeros más, Fátima y Ángel, que junto con Julio fueron autorizados por los Servicios Sociales de Vicálvaro –por la Junta de Distrito para cosechar y entregar el producto fresco y ecológico procedente de nuestro huerto a la Despensa, y así el huerto también fue considerado como “actividad esencial” de producción y distribución.

El día 13 de abril se preparó el primer envío: 15 lechugas y 5 manojos de acelgas. El día siguiente fueron 12 lechugas y 7 manojos más de acelgas. La Despensa Solidaria nos felicitó por nuestra disposición y rápida respuesta.

La siguiente, el día 15 de abril, acelgas, zanahorias…, el 17 de abril íbamos ya por la 5ª entrega, el 8 de mayo la 14ª entrega, etc. Y así continuaron sucesivas entregas de: lechugas, acelgas, zanahorias, espinacas, habas, cardo, guisantes, cebolletas, todo producto fresco y ecológico cosechado para repartir entre casi 720 familias (la Despensa contabilizó un total de 2.160 vecinos/as que pudieron llenar su cesta gracias a la solidaridad vecinal).

La última entrega se realizó el 9 de junio, era la entrega nº 26.

Hasta esa fecha el Huerto Urbano de Vicálvaro había entregado a la Despensa Solidaria unos 850 kg de verduras frescas cosechadas incluidos algunos kilos de fruta.

Nuestros compañeros Julio, Fátima y Ángel habían trabajado a diario, con gran entrega y esfuerzo que no escatimaron a sabiendas de que era necesario en esos dramáticos momentos.

El resto de compañeros, confinados en nuestros hogares, les rendimos admiración y les dimos todo el apoyo y la fuerza moral que pudimos desde nuestra obligada reclusión. Nos sentimos muy orgullosos de su magnífica labor, y de que el Huerto haya paliado de algún modo las necesidades que ha generado esta tremenda pandemia.