Los hospitales de Madrid, al borde del colapso

 

Comunicado de la Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública de Madrid

Los hospitales de Madrid se encuentran en una situación crítica, con cerca de 5.000 pacientes ingresados por Covid-19 y 600 en UCI y con un aumento continuado de los ingresos por esta enfermedad.

Esta situación es el resultado de una política equivocada y prácticamente suicida de la Comunidad de Madrid empeñada en minimizar/esconder el numero de casos (declarándolos tarde, cambiando criterios de realización de PCR, usando mayoritariamente test de antígenos que no detectan a los asintomáticos) y que evidentemente se contradice con el numero de ingresos, de hospitalizados (en plantas y en UCI) y de muertes.

Por otro lado, en Madrid no se ha reforzado la Atención Primaria (AP), que sigue con centros de salud cerrados y con poca actividad presencial, ni la Salud Pública de una manera suficiente y no se han ampliado las camas hospitalarias, salvo la construcción de un hangar con camas de coste elevado y utilidad escasa, con equipamientos insuficientes, carente de instalaciones básicas como un bloque quirúrgico, y serios problemas de funcionamiento, y sin personal propio, que pomposamente se ha denominado hospital Isabel Zendal, y cuyo coste dedicado a abrir las zonas no utilizadas de otros centros y la adecuación y actualización de las camas cerradas hubiese sido de mayor utilidad.

Los supuestos “confinamientos perimetrales por zonas básicas” que nadie cumple y nadie controla son un fracaso, y una operación de marketing, para que parezca que se hace algo, sin hacer realmente nada efectivo.

El empeño en “salvar la Navidad y la economía” ha sido un fracaso que pagamos en vidas humanas, en sufrimiento de los pacientes, y en saturación del sistema sanitario, y que además ni siquiera ha salvado la economía porque sin salud no hay economía que funcione.

La Comunidad de Madrid está abordando la vacunación contra el Covid-19 con la misma falta de rigor y el mismo caos organizativo que le han caracterizado durante la pandemia, y, mientras pide más vacunas, no ha vacunado a los ancianos en las residencias y sí a personas no incluidas en los protocolos, mientras derrochan dosis de vacuna por no haber comprado las jeringas apropiadas. Otra demostración de que además de inútiles son incapaces de gestionar las cuestiones básicas del sistema sanitario.

En esta situación desde la Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública de Madrid estimamos que es urgente:

  1. Establecer un sistema de rastreo eficaz. Ello supone aumentar el número de rastreadores hasta alcanzar los 2.600, y a la vez asegurar su eficacia: citar a los contactos para realizar PCR en 24 horas, hacer seguimiento de los mismos, mantener informada a la AP, etc.
  2. Reforzar la Atención Primaria para lo que se precisa incrementar sus efectivos (se precisan 500 profesionales de medicina, 5.000 de enfermería y 600 en las unidades administrativas), abrir todos los centros de salud de la región en horario de mañana y tarde y garantizar citaciones en AP en un máximo de 48 horas.
  3. Apertura de las 1.600 camas hospitalarias que se han cerrado en los centros públicos en los últimos años para poder asumir un probable aumento de las hospitalizaciones por Covid-19, a la vez que se refuerzan las plantillas mediante la realización de contratos de larga duración (al menos 1 año), se remodela el Isabel Zendal para convertirlo en un hospital operativo, y se elaboran planes de contingencia, así como se establecen circuitos de asistencia sanitaria que garanticen también la asistencia de las patologías no relacionadas con la pandemia.
  4. Aumentar las dotaciones de los laboratorios públicos para la realización de las pruebas de PCR necesarias.
  5. Un plan de asistencia y control de las residencias de mayores que acreciente los recursos sanitarios, el control de las mismas por la AP, las inspecciones y la intervención de las mismas si fuera preciso.
  6. Medidas de restricción de la movilidad y de las reuniones, así como el cierre de la hostelería y grandes superficies, con un seguimiento y control de la utilización de medios de protección (mascarillas, etc.).

En fin, se trataría de reforzar la Sanidad Pública, de preocuparse más por controlar los contagios y menos por los negocios de los empresarios amigos. La situación es muy complicada y precisa actuar con celeridad y de manera coordinada si no queremos que empeore. Entendemos que la competencia que da la Constitución sobre Sanidad e Higiene a las comunidades autónomas y las transferencias sanitarias, dan una base suficiente para trabajar con eficacia. Por supuesto, para abordarlas sería conveniente unos nuevos responsables de la Consejería de Sanidad y del Gobierno de la Comunidad de Madrid porque resulta difícil pensar que los que han producido esta situación puedan solucionarla con garantías de éxito.